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Economía abiertaPolítica Monetaria

Una gran economía abierta y sus implicaciones en política económica.

Cada cierto tiempo los acontecimientos económicos internacionales nos obligan a interpretar la teoría económica de una gran economía abierta. En mi caso, la última vez ha sido hace pocas semanas cuando trataba de calcular la sobrevaloración del índice Russell 2000 para introducir este índice en mi algoritmo. Y es que este índice de small caps inicialmente podíamos pensar que podría verse afectado más que otros por la reforma fiscal de Trump, por el programa de inversión en infraestructuras y por los aranceles.  Para analizar todas estas cuestiones no hay más remedio que tener muy claro lo que dice la teoría sobre una gran economía abierta y este es el propósito de esta publicación.

No será la última vez que se planten políticas fiscales, comerciales o monetarias en una gran economía y por tanto preveo que la utilidad de este post transcienda los acontecimientos de las últimas semanas.

Como otras veces, para explicarlo, voy a recurrir a un fragmento de mi novela de macroeconomía: Con un pan debajo del brazo.

La gran economía abierta

—Pero el modelo de Mandell-Fleming que me explicó mi padre tomaba como ejemplo una economía abierta de un pequeño país como Silenia que trataba con Tartán, de mucho mayor tamaño. ¿Qué pasaría si fueran de tamaños similares? ¿Qué pasa cuando la economía del país tiene un tamaño considerable respecto al exterior?

—El modelo de Mandell-Fleming que te ha contado tu padre tiene sus limitaciones y no siempre es aplicable. Puede que la economía no sea pequeña, incluso puede no ser verdad que esté totalmente abierta. En el caso de la pequeña economía abierta se ha considerado que la inversión tenía acceso ilimitado a la financiación al tipo de interés internacional. Pero cuando este país se trata de Estados Unidos o la Unión Europea, o en el caso de Silenia y Tartán suponiendo ahora que tienen tamaños parecidos, una expansión fiscal puede hacer subir los tipos de interés del país. Solo de esta forma el Estado conseguirá atraer fondos internacionales. Por otro lado, los capitales a menudo son menos móviles de lo que parecen. Muchos inversores tienden a invertir más en su país que a sacarlo fuera, por aversión al riesgo o por desconocimiento.

José se acercó un momento a saludar a la novia de un amigo suyo. Intercambió tres o cuatro preguntas triviales y volvió a la conversación.

—¿Y cómo funcionará la política fiscal en este entorno?

—Vamos a suponer que los tipos de cambio son flexibles. Cuando Silenia quiera construir una gran carretera, necesitará emitir deuda. Pero las necesidades serán tan relevantes que para atraer fondos tendrá que emitir la deuda a unos tipos de interés suficientemente atractivos y superiores a los de Tartán. Además, los tipos de interés en Silenia serán superiores porque con el incremento de actividad en el pueblo por el aumento del gasto público la renta se reactivará, el número de transacciones económicas será mayor y lo mismo ocurrirá con la demanda de dinero.

—Pero entonces las cosas funcionarán como en una economía cerrada…

—No exactamente, porque el aumento de los tipos de interés atraerá a capitales provenientes de Tartán que apreciarán la moneda de Silenia perjudicando sus exportaciones.

—Es decir, que la política fiscal será eficaz, pero menos que en una economía cerrada por el efecto de las exportaciones.

—Eso es. Una gran economía abierta se mueve según un modelo intermedio entre el de una economía cerrada y el de una pequeña economía abierta.

—¿Pero la subida de tipos en Silenia no arrastrará a hacer lo mismo a los de Tartán?

—Si la expansión fiscal es suficientemente grande seguramente será así. Date cuenta de que si el Estado de Silenia necesita mucho dinero y lo tiene que conseguir de los tartanos, en el país vecino aumentará la demanda de dinero. Por tanto, también los tipos de interés.

—¿Y la política monetaria?

—Si en el caso de Tartán y Silenia considerabas una expansión monetaria de un millón de coronas que provocaba un aumento de las exportaciones de igual cantidad, ahora que Silenia tiene un tamaño similar a Tartán suponemos que una medida equiparable sería de unos cincuenta millones de coronas. A Tartán le resultará mucho más difícil absorber unas exportaciones de ese importe que las de un país pequeño porque ya son muy significativas para el tamaño de la economía tartana.

—El Banco Central de Tartán, en este escenario, seguramente bajaría los tipos para evitar que su moneda se apreciase y cayeran sus exportaciones —añadió José para confirmar lo que creía haber entendido.

—Claro. Como ha aumentado la cantidad de coronas de Silenia frente a pesos de Tartán, esta última moneda se habrá hecho relativamente mucho más escasa. Subirá su precio, es decir su tipo de cambio. Pero con un país pequeño todo esto no ocurría porque el tamaño de sus expansiones monetarias no tenía capacidad de influir en Tartán. El resultado final es que el incremento de la oferta monetaria de cincuenta millones de coronas se habrá ido, hasta cierto punto, a financiar el aumento de exportaciones. Pero parte también a atender inversiones que solo eran rentables con tipos inferiores a los que se llegará después de la expansión monetaria.

—Es decir, que estamos otra vez en un modelo intermedio entre la economía cerrada y el de la pequeña economía. Por un lado, una expansión monetaria provocaba reducción de tipos y aumento de la renta vía incremento de las inversiones. Por otro, el efecto de la expansión monetaria viene a través del aumento la oferta de la divisa, reducción del tipo de cambio e incremento de las exportaciones.

—Eso es. La Unión Europea sufrió este tipo de situación en 2012 cuando su política monetaria restrictiva contrastaba con la expansión monetaria de la FED por un importe anual del 6,5 % del PIB de Estados Unidos. Por otro lado, el Banco Central de Japón estaba aplicando otra política similar de un volumen que igualaba el 10 % del PIB del país. En este entorno el euro estaba presionado fuertemente al alza. La consecuencia inmediata eran unas exportaciones de la eurozona amenazadas en una coyuntura de crecimientos negativos de la economía para muchos países de la zona.

—Supongo que las políticas monetarias de regiones tan importantes como Estados Unidos y Japón acabaron arrastrando al BCE…

—Así es. Acabó reduciendo los tipos dos veces, en mayo y noviembre de 2013 —asintió Íñigo encendiendo un cigarrillo—. Ese tipo de situaciones se ha vuelto recurrente. A principios de los años ochenta, la restricción monetaria en Estados Unidos y el ascenso de los tipos de interés no solo redujeron las inversiones en ese país. Los tipos de interés en el resto de regiones se vieron arrastrados en la misma dirección. De esta forma, la inversión industrial de todos los países se deprimió afectando al resto de economías. ¡Espero que se pueda fumar! —exclamó despreocupado.

—El dólar seguro que subió mucho.

—Un 80 % en el primer lustro de los ochenta, lo que hizo que las exportaciones se encarecieran y en volumen permanecieran casi planas, y las importaciones se abarataran aumentando un 50 %. Esta pérdida de negocio exterior supuso un 3 % del PIB, y gracias a su efecto multiplicador supuso una de las principales causas de la recesión de 1982.

 

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