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Lo que jamas oiras decir a un politico
Déficit públicoDeuda PúblicaPolitica fiscal

Lo que jamás oirás decir a un político.

Con las cuentas públicas, igual que con las de una familia, no se puede hacer milagros. Si te empeñas en reducir los ingresos tienes también que reducir el gasto. De otra manera tendrás que pedir dinero prestado, y eso cuando se trata de la economía de un Estado se llama déficit e incremento de deuda pública.

Hace unos días un periodista con el que he colaborado en alguna ocasión me preguntó si creía posible reducir los impuestos cumpliendo al mismo tiempo con los objetivos de Bruselas. Aunque la pregunta tenía cierto olor a propaganda electoral la respuesta es que sí, pero a cambio tendremos que buscar algún gasto público que reducir. Lo que está claro es que reducir el déficit lo mires por donde lo mires es una política fiscal restrictiva y eso es costoso y frena la economía.

¿Es mejor reducir gasto que incrementar impuestos? Quizás, hay argumentos para responder afirmativamente. Por ejemplo, un aumento del impuesto de sociedades no sólo hace daño a los dividendos de los accionistas de las empresas, y por tanto a su consumo, sino que puede retraer posibles inversiones que aumentan la capacidad productiva y el empleo. Con la reducción del gasto público este segundo efecto quizás se pueda evitar, pero del que no nos salva nadie es del impacto negativo en el consumo. No olvidemos que hay muchas personas y empresas viviendo del sector público y una reducción del gasto les impactará negativamente.

Pero además hay que tener en cuenta que una variación del gasto público o de los impuestos tiene un efecto multiplicador. Para explicarlo utilizo un extracto de mi novela «Con un pan debajo del brazo» para el caso del gasto:

…Si el Estado decide realizar una autopista tendrá que contratar obreros que, con el nuevo empleo, verán incrementar su renta. Estas personas aumentarán su consumo, de forma que los propietarios de los supermercados donde compran estos trabajadores también ganarán más y a su vez aumentarán su consumo.

—Entonces la cadena no acaba nunca.

—Es el efecto del multiplicador. Se llama así porque el aumento de un euro en una variable como Gasto, Consumo, Inversión, Exportaciones… provoca un aumento mayor en el PIB.

—Y si en lugar de aumento se produce una disminución del gasto, ¿el efecto también se multiplica?

—Claro, la contracción del PIB será superior al estímulo inicial.

….

Con el caso de los impuestos sería totalmente análogo; una variación afectaría al consumo y la cadena se sucedería tan cual he comentado en el extracto de “Con un pan debajo del brazo”.

¿Quiere decir esto que no hemos de reducir el déficit, ni cumplir con los requerimientos de Bruselas? Rotundamente no. La estabilidad de las cuentas públicas es un objetivo prioritario y de primera magnitud en economía. Sin él los costes de financiación subirían –como ya lo hemos visto en el pasado- , se hundiría la inversión, tendríamos más paro, acabaría cayendo el PIB y nos arriesgaríamos a una depresión como la de Grecia.

Concluyendo, eso de cumplir con los objetivos de Bruselas reduciendo impuestos pero también gastos suena mucho a propaganda electoralista y sus ventajas económicas da la sensación que son sólo de matiz: vamos que el palo no nos lo quita nadie. Pero lo que está muy claro es que tenemos que reducir el déficit y eso es un compromiso ineludible por muchos sacrificios que suponga. Os voy a decir una verdad como un templo, una verdad que los políticos no se atreven a decir: años atrás tocaron vivir las maduras y ahora toca, por mucho que nos pese, las duras, y además por mucho tiempo. Reducir el déficit, generar superávit y devolver la deuda a niveles razonables exige mucho sacrificio y no hay atajos ni caminos de rosas. Desconfía del que te cuente lo contrario: o te engaña o no entiende (o no quiere entender) la realidad.

Os dejo dos preguntas para que participéis. Me importa vuestra opinión:

  1. Las políticas económicas más relevantes, ¿pueden ser más benévolas de lo que ya son?
  2. Si en España quisiésemos hacer las cosas bien, pensando en el largo plazo y no en ganar las elecciones que vengan después del 26-J, ¿los próximos 4 años serían más o menos boyantes que el 2015?

 

Este artículo tiene 3 comentarios

  1. maigol

    Repta. a prgta n°1 Por las condiciones actuales las medidas económicas benevólas obligatoriamente deben de MODERARSE de modo que el DEFICIT sea controlable y no volver a dospararse.
    Rpta. a la prgtra.n° 2 : Totalmente de acuerdo, si realmente queremos salir del «hoyo» y no seguir profundizándolo

    • Guzmán Soldevilla

      La cuestión no es nada fácil. Existe un déficit que hay que reducir, pero hacerlo retraerá el crecimiento y por tanto la creación de empleo. Pero el déficit estructural (http://www.laeconomiasencilla.com/deficit-estructural-cancer-erradicar/) creo que es lo primero que hay que erradicar. Habrá otra recesión y en mi opinión está mucho más cerca de lo que mucha gente se cree. Por lo menos que nos pille con las cuentas equilibradas. De lo contrario ya podemos pedir consejo a los griegos.

  2. Ant

    Si las cosas se quisieran hacer bien de verdad aunque te cueste el mandato, habrá más prosperidad para todos y solo para el que no sea un parásito. (En la socialdemocracia escandinava no hay parásitos por eso funciona muy bien) (cuestión del clima de muchas decenas de años).

    El parásito está en todos los ámbitos de la vida: empresario que no paga, paga tarde o paga poco a empleados, sueldos publicos desmesurados, subvenciones indebidas, delincuentes o simplemente vagos etc

Libro Con un pan debajo del brazo