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Con un pan debajo del brazoMacroeconomía novelada

¿Sabes por qué a veces parece que la banca es el niño mimado?

Aunque quizás no todo el mundo lo entienda el papel que juega en nuestras economías el sistema financiero es muy especial. Una enfermedad en el mercado del dinero contagia a toda la economía; es algo así como una septicemia. En parte porque en su actividad habitual los bancos multiplican el dinero y cuando vienen mal dadas pueden llegar a destruirlo, incluso sin necesidad de ninguna quiebra. Voy a intentar explicar todo esto con una parte de mi novela de divulgación de macroeconomía.

Con un pan debajo del brazo – Macroeconomía novelada (A la venta en este blog)

Los bancos reciben dinero de los ahorradores, lo prestan a inversores y en el proceso multiplican el dinero en el mercado

—Claro, el dinero no está todo en manos de los ahorradores o en las cajas fuertes de las empresas. Tanto unos como otros quieren guardar su efectivo en lugar seguro y de paso obtener una rentabilidad.

—Pero, además, son intermediarios…

—Así es, los inversores, ya sean economías domésticas o empresas, no pueden pedir fondos puerta a puerta y necesitan acudir a intermediarios. De esta forma, los inversores se ponen en contacto con los ahorradores para adquirir bienes de inversión para producir en el futuro. Los mediadores son, por tanto, distribuidores del dinero que crean depósitos y cuentas corrientes cuando reciben dinero de clientes y se los prestan a terceros.

—¿Todos los intermediarios crean depósitos?

—No. La Bolsa, el mercado de bonos, los fondos de pensiones o de inversión no los crean. Todos ellos han ido tomando un papel cada vez más importante en la tarea de ser vehículos para financiar al Gobierno, empresas y personas, especialmente desde la crisis del petróleo en 1973. En cualquier caso, los que juegan un papel más importante son los bancos comerciales que, en este caso, sí crean cuentas corrientes.

—¿Y por qué es tan relevante que creen o no depósitos o cuentas bancarias?

—Porque tienen un papel fundamental para la macroeconomía y gracias a ellas el dinero se multiplica.

—¿Cómo dices?

—Si vendo mi coche por 10 000 euros y lo llevo al banco, este crea o incrementa una cuenta de ahorro por valor de esa cantidad, mantiene en caja 2000 euros y presta 8000 euros a alguien que quiera comprar una moto, por poner un ejemplo. Cuando esta segunda persona compre la moto, el vendedor ingresa 8000 euros en el banco, con el consiguiente incremento en la cuenta de ahorro: ya se ha pasado de 10 000 euros a 18 000 euros. El banco mantiene 1600 euros en caja a modo de reserva y presta 6400 euros, y así sucesivamente. El dinero se ha multiplicado por 1/coeficiente de reserva, es decir, el porcentaje que se queda el banco.

—Todo eso puede suceder porque el banco no se queda con el cien por cien del dinero que le dan.

—Claro, se aprovecha de que los depositantes normalmente no acuden a la vez a retirar los depósitos y, diariamente, lo usual es que se compense el dinero retirado con el depositado —dijo Santiago mientras bajaba una de las última rampas más empinadas antes de llegar al refugio—. Si las necesidades de caja fueran del 100 %, no habría posibilidad de prestar dinero, por tanto el negocio de los bancos comerciales se vendría abajo.

—Pero entonces los agregados monetarios serán muy superiores al efectivo que tienen las personas.

—Los bancos multiplican la base monetaria,  que es el efectivo en manos del público y en forma de reservas de los bancos. De esta forma, el dinero se multiplicará por el coeficiente (a+1)/(a+r), donde a es la proporción de dinero efectivo frente a cuentas bancarias y r es coeficiente de reserva de los bancos del que te he hablado antes; esa proporción de dinero que tienen que guardar cuando se realiza un ingreso.

—¿Y qué lógica tiene esa fórmula?

—Cuando a es pequeño es porque los ciudadanos tienen casi todo su dinero en depósitos y muy poco en efectivo. De esta forma, el banco tiene más fondos para prestar y más se multiplica la base monetaria. Por otro lado, cuanto menor es el coeficiente de reserva menos tienen que guardar los bancos en sus cajas, más pueden prestar y más se multiplica el dinero.

—Entonces el dinero realmente disponible será la base monetaria aumentada por ese factor que me has contado.

—Eso es. Y a esta cantidad se la llama oferta monetaria (OM).

—Pero habrá habido algún momento en el que mucha gente haya acudido a por sus ahorros a un mismo tiempo.

—Si todos los clientes acuden en masa a exigir sus fondos, los bancos no son capaces de atender a sus peticiones. Llega un momento en que son demasiadas las personas que acuden a las ventanillas, los bancos se ven en dificultades, tienen que retardar o suspender los desembolsos y en muy poco tiempo se extiende el miedo en el público. Esto es lo que se llaman «pánicos bancarios». Algunos ejemplos de estos fueron los que se produjeron en 1895, 1907 y 1930, en la que quebraron 9000 bancos.

—Pero hace mucho tiempo que esto no ocurre.

—Actualmente este tipo de situaciones son menos comunes por la existencia de un fondo de garantías de depósitos que asegura a los ahorradores hasta una cierta cantidad de su dinero. También influye la acción del banco central como prestamista de último recurso facilitando liquidez a los bancos sanos que tengan problemas puntuales de liquidez. Además, también ayuda en el proceso de liquidación ordenada de los insolventes.

Una vez que alcanzaron el refugio, cruzaron la carretera y tomaron la pista para adentrarse en el hayedo. Primero subieron doscientos metros de una pendiente suave que daba acceso a unos prados donde podía verse un gran roble quemado por un rayo. Habían cambiado ya la dirección y dejaban Ortigüelo a sus espaldas.

—Los problemas en el sistema financiero suelen tener mucha trascendencia para el resto de la economía.

—La historia está llena de ejemplos. Con la subida de los tipos de interés anterior a 2007, muchos deudores subprime, de bajos recursos, no pudieron atender al pago de sus hipotecas. Esto hizo estallar la crisis de las hipotecas subprime y también la burbuja inmobiliaria. Los precios de las casas empezaron a caer. Este tipo de hipotecas no las sostenían las entidades que habían concedido los créditos. Habían sido empaquetadas y titulizadas para después venderlas. De esta forma, el riesgo subprime estaba extendido por gran parte del sistema financiero mundial. Para acabar de complicarlo todo, no se conocía en qué medida y proporción estos títulos contenían hipotecas de baja calidad mezcladas con otras de mejores calificaciones. Además, la compraventa de este tipo de títulos no se realizaba en mercados abiertos y transparentes. Lo que estaba claro era que se trataba de productos fuertemente depreciados por la morosidad creciente y el deterioro de su garantía (el valor de las casas).

—¿Y qué fue lo que ocurrió?

—Los primeros que empezaron a desconfiar fueron quienes mejor conocían el riesgo: los bancos. En poco tiempo se cerró el mercado interbancario y las emisiones de bonos. Y el grado de tensión llegó a máximos en septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, cuando se puso en duda que la Reserva Federal estuviera dispuesta a actuar como prestamista de último recurso.

—Pero según creo las consecuencias se trasladaron inmediatamente a otros países.

—Así fue. Además, existía el riesgo real de que estos miedos se traspasaran al público en general. Una de las medidas que se adoptaron en muchos países fue incrementar la cantidad máxima garantizada por el fondo de garantía de depósitos, que en España pasó de 20 000 a 100 000 euros.

—Bueno, y las nacionalizaciones de un montón de bancos…

—Sí, fue necesario nacionalizar y recapitalizar muchos bancos en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. En total estas ayudas sumaron un cantidad de 4,5 billones de euros, aproximadamente un 35 % del PIB Europeo. Para Estados Unidos esta cantidad alcanzó los 2,5 billones de Euros, un 25 % de su PIB. Pero a pesar de que los bancos centrales inyectaron abundante liquidez a tipos de interés cercanos a cero, la transmisión del flujo a las empresas e individuos no funcionó porque las entidades financieras se quedaron con el dinero y congelaron el crédito. Adicionalmente, con la caída del precio de las casas y de las acciones cotizadas, se redujo el patrimonio de las personas, el consumo y el problema se extendió al resto de la economía.

 

Este artículo tiene 2 comentarios

  1. Juan Manuel Lozada Acosta

    Excelente, podrías hacer un articulo para orientar a los estudiantes a invertir o reunir dinero para iniciar un negocio.

  2. Martin

    Muy bien explicado y de forma llana. Deberían leerlo algunos políticos cuando hablan de los bancos y las ayudas recibidas.

Agradezco tu comentario

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